¿QUE HAY EN JUEGO?: Puntos claves para entender las elecciones en Estados Unidos

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El martes son las elecciones presidenciales en Estados Unidos, donde los ciudadanos de esta nación habrán de elegir al próximo presidente. 

Aquí las 10 claves para entender la jornada electoral que se vivirá el 3 de noviembre, por el analista político Daniel Zovatto: 

1. Una elección crucial 

Este martes, el primero del mes de noviembre, como es tradición, Estados Unidos celebrará su 59° elecciones presidenciales para determinar quién ocupará los cargos de presidente y vicepresidente. En paralelo, estas elecciones permitirán elegir a los parlamentarios de la Cámara de Representantes, así como a 35 puestos en el Senado (incluyendo elecciones especiales en Georgia y Arizona). La importancia de esta elección es tan grande, que numerosos analistas la califican de existencial.  

2. Los aspirantes a la Casa Blanca 

El presidente republicano Donald Trump, y su vicepresidente, Mike Pence, van por la reelección, luego de su primer mandato que arrancó en enero de 2017. En esta elección se enfrentan a la fórmula del partido demócrata integrada por el exvicepresidente y exsenador por Delaware, Joe Biden (candidato a la presidencia), y la senadora por California, Kamala Harris (candidata a la vicepresidencia). 

3. Un clima tenso y polarizado 

Estas elecciones tendrán lugar en un ambiente político y social altamente polarizado, con un país azotado por los efectos sanitarios –y económicos– de la pandemia del COVID-19, la cual ha resurgido con mucha fuerza en las últimas semanas. A la fecha, y según datos de la Johns Hopkins University, Estados Unidos ha superado los 225 mil muertos y más de 8.8 millones de infectados por el virus. 

Además, hubo protestas sociales contra el racismo institucional, particularmente tras los asesinatos de George Floyd y Walter Wallace a manos de la policía, ocurridas el 25 de mayo y el 26 de octubre, respectivamente. Todo esto, a la par de la incertidumbre que el actual presidente Donald Trump ha suscitado tanto respecto al proceso electoral, como al eventual reconocimiento de sus resultados. 

4. Del voto popular al Colegio Electoral 

El sistema de elección de los cargos de presidente y vicepresidente es indirecto: los 50 estados y el Distrito de Columbia eligen a sus electores, miembros del Colegio Electoral, quienes–habitualmente siguiendo el voto popular de su estado– eligen al presidente y vicepresidente. 

Lo particular en este sistema electoral es que el candidato presidencial que gane el voto popular en cada estado gana la totalidad de los delegados electorales de este territorio, salvo en dos casos: Maine y Nebraska donde la repartición de los votos electorales/delegados se hace en proporción al voto popular de cada candidato. 

Así, un candidato requiere del voto de la mayoría de los electores: al menos 270 del total de 538 para quedar consagrado como presidente. Debe considerarse que el número de electores por estado es determinado en función del último censo disponible (para estas elecciones, según lo establecido en el censo de 2010), por lo que contar con el voto popular no garantiza la victoria en la elección (como lo fueron los casos de la elección de Donald Trump ante Hillary Clinton en 2016, así como la de George W. Bush ante Al Gore Jr. en 2000). 

En caso de empate (es decir que cada candidato obtenga 269 electores) es la Cámara de Representantes la que elige al presidente. 

5. El voto anticipado 

Estados Unidos permite el voto anticipado, sujeto a las normas y definiciones que cada estado ha dado para sus votantes. De esta forma, los votantes estadounidenses pueden sufragar anticipadamente a través de dos mecanismos: el voto postal, que involucra el envío de su papeleta a través del correo, o el voto presencial anticipado, donde se habilitan las urnas antes del día oficial de la elección. Ambos candidatos, Trump y Biden, ya han votado mediante el voto anticipado presencial. 

La pandemia del COVID-19 ha provocado niveles récord del voto anticipado. Según estimaciones del U.S. Elections Project (McDonald, 2020), de los 230 millones registrados para votar, más de 90 millones de estadounidenses ya han votado de forma anticipada (60 millones por correo y 30 millones en persona), en el comprensible contexto de la distancia social que el control de la pandemia ha requerido. 

Esta cifra representa a más de la mitad del total de electores de las elecciones presidenciales de 2016, y supera con creces a los 57 millones de estadounidenses que votaron de forma anticipada en 2016, ya sea en persona o por correo. 

6. Los estados “bisagra” 

En la ruta para alcanzar dicha mayoría, los candidatos deberán cautivar a los denominados “estados bisagra” (swing states), esto es, aquellos donde el voto popular oscila entre los partidos Demócrata y Republicano, sin una tendencia clara y definida, lo que acaba determinando el resultado de una elección. De esta forma, varios analistas ponen su atención en los resultados de estos seis “estados bisagra”: Florida (con 29 votos electorales), Pennsylvania (20), Michigan (16 electores), Carolina del Norte (15), Arizona (11 electores) y Wisconsin (10), los cuales podrían inclinar la balanza hacia el lado vencedor. 

7. Biden el favorito de las encuestas 

Según el promedio de encuestas a nivel nacional, el candidato demócrata lleva una importante ventaja en las encuestas nacionales, con una diferencia promedio de 7.8 puntos porcentuales sobre el presidente Trump (con datos al 31 de octubre). 

Pese a ello, es importante tener en consideración que para las elecciones presidenciales de 2016, entre Hillary Clinton y Donald Trump, la candidata demócrata era la favorita en las encuestas, pero perdió en el número de votos del Colegio Electoral ante el candidato republicano. 

Según William Galston, senior fellow de The Brookings Institution, Trump podría repetir esta hazaña en 2020, pero resultaría poco probable que lo hiciera de perder en el voto popular por un margen mayor al que tuvo cuatro años atrás. 

Desde la elección de Trump en 2016, agrega Galston, los encuestadores comenzaron a mejorar la calidad de sus estudios en los estados bisagra; calidad requerida para las proyecciones de los resultados de 2020. 

8. ¿Podría ganar Donald Trump? 

Si bien Biden cuenta con una ventaja importante en las encuestas, su victoria no está del todo garantizada. Trump aún conserva una opción entre seis de ganar. Según advierten varios analistas, entre ellos Alex Clark y Dominic Gilbert. 

La contienda política en estados clave como Florida, Texas, Ohio e Iowa pueden evitar que Biden –pese a su ventaja en el voto popular– alcance los 270 votos necesarios para asegurar su presidencia. 

Ante tan estrecha diferencia, eventos importantes -como el crecimiento de 7.4 por ciento de la economía en el tercer trimestre- y la frenética campaña de Trump durante las últimas semanas en búsqueda de bolsones de “voto oculto” en su favor, podrían mover la balanza hacia su favor y dar la sorpresa. 

Biden lleva una clara ventaja, pero aún no tiene la elección asegurada. La última palabra aún no se ha dicho. 

9. Qué motiva el voto 

Según los resultados obtenidos por el Pew Research Center (encuesta realizada entre el 6 y el 12 de octubre), un 74 por ciento de votantes apuntó a la economía como un aspecto muy importante para su voto en estas elecciones presidenciales. 

Esto se condice con la delicada situación económica por la que cruza Estados Unidos, en función de las medidas sanitarias adoptadas para enfrentar el COVID-19. A la par, un 65 por ciento indicó que “el cuidado de la salud”, y un 55 que el “brote de coronavirus” eran temas muy importantes para su voto. 

Así, y al diferenciar entre votantes, es posible notar una tendencia: aquellos que apoyan a Trump tienen mayor interés sobre la economía, mientras que aquellos que prefieren a Biden parecen estar más preocupados sobre la situación sanitaria del país. 

Esto es congruente con el foco que utilizó Trump en su campaña anterior, así como con las críticas que ha recibido por su bullada gestión ante la pandemia de coronavirus. 

10. Una noche de infarto 

El alto volumen de votos anticipados tiene dos consecuencias. La positiva, que hace prever un alto nivel de participación. La preocupante, que genera incertidumbre sobre si se conocerán los resultados la misma noche del 3 de noviembre, debido al desfase entre el conteo del voto físico y el del voto por correo.  

Esta es una de las principales preocupaciones que afecta a esta compleja, tensa y altamente polarizada elección. Si los votos en recintos electorales se cuentan automáticamente –y en la mayoría de casos, sus resultados anunciados horas tras el cierre de urnas–, los votos por correo implican un proceso de mucho trabajo, en el que cada estado tiene reglas propias. 

Algunos estados solo aceptan votos que llegan hasta el día de la elección; otros, en cambio, siguen contando sufragios hasta varios días después. Ello podría determinar que Trump lidere los resultados la noche de la elección (debido a los votos presenciales) pero que luego, a medida que vayan llegando los resultados del voto por correo (horas o días posteriores a la noche del 3 de noviembre), sea Biden quien se ponga al frente del conteo final. 

Consecuencia de todo ello, varios analistas hablan acerca de la importancia no solo de la noche electoral, sino también de la “semana electoral” e incluso del “mes electoral”, considerando los plazos que tienen los estados para entregar sus respectivos resultados. 

Trump y su equipo de abogados llevan meses preparándose para, si los resultados no le son favorables, arrojar dudas sobre la validez del escrutinio del voto por correo –anulando el mayor número de estos- y judicializar la elección hasta llegar, si fuese necesario, a la misma Corte Suprema de Justicia. 

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