Las jugadoras que retan a la Federación francesa para poder jugar con la Hiyab

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Una asociación de futbolistas musulmanas recurre a la Justicia para poder jugar sus partidos con el velo musulmán.

Las Hijabeuses son una “unión de futbolistas musulmanas” que nació en julio de 2020. Sus jugadoras, de 18 a 25 años, reivindican el derecho a jugar con la Hiyab, el velo que utilizan las mujeres de dicha religión y que deja el rostro descubierto. El reportaje, elaborado por el diario L’Équipe, revela que la demanda ha llegado hasta el Consejo de Estado ante la negativa de la Federación Francesa de Fútbol de aceptar dicha petición al considerar que en Francia, ni tampoco los máximos organismos del deporte mundial, permiten a priori practicar deporte con esta prenda ni con ninguna otra que tenga que ver con menajes religiosos, políticos o de cualquier otra índole .

Una de las líderes del grupo es Anna Agueb-Porterie a acudió al Consejo de Estado a principios de noviembre para solicitar la derogación o modificación del artículo 1 de la los estatutos de la FFF, que prohíbe en particular “cualquier uso de un símbolo o atuendo que manifieste ostensiblemente una afiliación religiosa” . “Lo que motiva nuestra acción es esta injusticia “, explica Founé Diawara, vicepresidenta de Hijabeuses. “No es solo una cuestión de derechos de las mujeres musulmanas, sino de los derechos de las mujeres”, insiste.

La FFF se apoya en un “principio de neutralidad”

El Consejo de Estado deberá pronunciarse previamente sobre si se admite el recurso. El abogado Marion Ogier, que representa al grupo de jugadores, justifica su recurso ante el más alto tribunal administrativo al cosidebrar que este conflicto no atañe a la Federación y es competencia de los tribunales. Básicamente, lo que está en juego es la posibilidad de jugar o no con el velo, o cualquier “tocado” aprobado en nombre de la libertad religiosa o de la vestimenta.

La FFF, por su parte, se apoya para su negativa en un “principio de neutralidad” , extraído del poder normativo de las instituciones deportivas. Como el artículo 50 de la Carta Olímpica, que prohíbe cualquier tipo de “manifestación o propaganda política, religiosa o racial” . O una disposición de la Ley 4 de la IFAB (International Football Association Board), que prohíbe “lemas, mensajes o imágenes de carácter político, religioso o personal” .

La Federación gala también sustena su negativa en la ley francesa de 1905 sobre el laicismo, que define la separación del Estado y las organizaciones religiosas. Es en este punto que insiste el abogado de los Hijabeuses, considerando a la FFF como un delegado de servicio público. Según ella, esta “neutralidad estatal” inherente al laicismo no se aplica a jugadores y jugadores en competición, usuarios -y no agentes- del servicio público. “La FFF no tiene el poder de someter a estos ciudadanos a un principio de neutralidad” , explica Ogier.

Dos corrientes del feminismo enfrentadas

En el trasfondo del contencioso entre las Hijabeuses y la FFF se contraponen dos enfoques del feminismo: una versión “interseccional” , reivindicada por la dirección del colectivo Alianza Ciudadana, que desarrolla acciones sociales y solidarias, también afirma defender “los derechos civiles de las mujeres musulmanas” , frente al “feminismo universalista” de Liga de Derecho Internacional de la Mujer (LDIF), presidida por la socialista Annie Sugier. “El velo islámico es apartheid sexual “, dice Annie Sugier. Una separación física, tanto concreta como simbólica, entre hombres y mujeres. Es la promoción de un modelo de sociedad donde la mujer está en libertad condicional: puede estar en el espacio público, siempre que vaya cubierta”.

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